Los datos de consumo de agua y de energía fueron utilizados para, con el procesamiento de datos históricos, identificar, en una primera fase, qué aparatos públicos tenían consumo muy elevado en comparación con el esperado. Escuelas, fuentes y edificios públicos han sido sometidos a un análisis más profundo para identificación de fuga u otros problemas similares.

En la segunda fase, en aparcería con la Secretaría Municipal de Educación, se identificaron, en más de 100 variables mapeadas, cuáles fueron las principales características o aparatos responsables del consumo de agua y de energía. Con este resultado fue posible identificar patrones de consumo adecuado para cada unidad escolar, y mapear qué unidades estaban con desviaciones. El proyecto identificó la posibilidad de las escuelas redujeren entre 16 y 26 millones de reales por año el consumo de estos activos.